Muchas de nosotras pensamos en que ser perfeccionistas nos ayuda a desempeñarnos bien en todas las áreas de nuestra vida y alcanzar las metas que nos proponemos.
Sin embargo, esto es una mentira, el perfeccionismo no sólo significa tener el deseo de ser mejor –lo cual no es malo–, sino nos hace ponernos estándares imposibles de alcanzar, criticarnos incansablemente cuando cometemos un error o sentir que no somos dignas de amor propio.
Es así como el perfeccionismo es un obstáculo constante en nuestra felicidad que nos impide ver los retos o el fracaso como parte de nuestro aprendizaje y desarrollo personal, ocasionando ansiedad, depresión, desórdenes alimenticios y problemas en las relaciones humanas.
En su blog, Sharon Martin, una psicóloga que ha dedicado su carrera a ayudar a los perfeccionistas, nos da 5 verdades del perfeccionismo que nos ayudarán a dejar de buscarlo y aprender a aceptarnos a nosotras mismas:
La vida de un perfeccionista suele ser agotadora, la buena noticia es que hay esperanza y se puede cambiar con autoconocimiento y autocompasión. Aunque sea una tarea difícil, muchas personas encuentran que cambiar pequeños aspectos, frecuentemente los más problemáticos, puede traer una gran mejora en la salud, felicidad y las relaciones.