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Donde vive el asombro

Mónica Uribe

enero 25, 2022

“El asombro es una emoción que aparece en contacto con el misterio”, nos explica Fabiana Fondevila, autora del libro “Donde vive el asombro” de Editorial Sirio, en el que nos comparte prácticas para cultivar lo sagrado en la vida cotidiana.

La entrevista con Fabiana fue una delicia de principio a fin, tal como lo es su libro que a través de un mapa con nueve estaciones nos acompaña en un viaje que invita a reencontrarnos con el sencillo encanto del mundo en nuestro día a día, a pesar de la pandemia y de los problemas cotidianos.

Fabiana explica que el asombro es un momento de conciencia aumentada donde estamos más disponibles y presentes.

Cuando estamos en estado de asombro el tiempo parece detenerse en el presente. Es una práctica de atención plena o mindfulness en sí misma, ya que el asombro nos hace estar plenamente allí, mirando ese atardecer, esa noche estrellada o ese fuego con un estado particular en el alma.

De la misma forma, nos revela que el asombro aparece cuando estamos en contacto con la majestuosidad de la naturaleza, pero también ante obras artísticas, piezas musicales y momentos compartidos con otros. Asimismo, nos explica que es una emoción que apenas se está estudiando y se está encontrando que los efectos son muy transformadores porque “nos recuerda nuestra verdadera esencia como parte de un todo más grande”.

Le preguntamos a Fabiana cómo podemos recuperar nuestra capacidad de asombro positivo después de 2 años de pandemia donde hemos sido asombrados, sobre todo, de forma aflictiva y esto es lo que nos comentó:

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El asombro asociado al miedo también ejerce una función. Por un lado, nos recuerda nuestra humildad como raza que piensa que puede controlar todo, pero en realidad no. Darnos cuenta que un virus diminuto puede parar el mundo, nos saca de ese lugar de pensarnos dueños y señores del planeta y puede ser positivo.

A pesar de esto, Fabiana comenta que el asombro positivo está siempre disponible sin importar lo que esté pasando afuera.

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Por mucha pandemia que haya no deja de salir el sol, no deja de haber atardeceres, no dejan de salir las estrellas y no dejamos de estar rodeados por la belleza y el impacto que tiene el mundo natural en nuestra alma. Lo que sucede es que a veces, cuando las cosas se ponen difíciles, dejamos de mirar y perdemos la magia de las conexiones con otros seres humanos, con la naturaleza.

Lo que conspira contra el asombro es el acostumbramiento y el anestesiamiento, esa actitud de dar las cosas por sentadas. 

Fabiana, si tuvieras que elegir una sola práctica que nos permita cultivar lo sagrado en la vida cotidiana ¿cuál sería?

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Intentar ver el corazón de las personas. Intentar ver quién está detrás de un padecimiento, una diferencia, una dificultad. Y ver que hay un ser humano que, igual que yo, quiere amar y ser amado. Esto nos despierta la compasión y nos despierta la conexión y es un camino bastante directo al asombro esencial.

Si hay que elegir solo una práctica, quedémonos con los vínculos porque allí está la magia de todo. El amor es el único acto racional de una vida. No hay mejor ritual que poder cultivar buenas amistades: de intimidad, conocimiento mutuo, de desnudez, de vulnerabilidad, allí está el oro.

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    El vergel: Propone retomar el contacto con la naturaleza más consciente y apasionadamente y con mayor asiduidad, observar el cielo y las nubes, acercarnos a las plantas e interesarnos más por nuestros vecinos los pájaros.
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    El jardín secreto: Sugiere recuperar la vitalidad de los sentidos ya que estamos muy limitados a la cabeza y a la visión. Los aromas, los sabores, las texturas son caminos a una vivencia más profunda.
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    El río fantástico: Propone recuperar la importancia de la imaginación como una forma de conocer el mundo, especialmente aquellos aspectos de la vida que no se pueden entender ni racionalmente ni con los sentidos.
  4. 4
    El pico visionario: Se refiere a la mirada mítica, los cuentos que los seres humanos nos hemos contado a lo largo de la historia para explicar el sentido detrás de la vida. Una estación que nos invita a construir un mejor mito para nuestra propia vida.
  5. 5
    EL PANTANO: Es, probablemente, el capítulo más difícil al plantear el trabajo con nuestra propia sombra que nos permite explorar esos aspectos que nos cuesta aceptar como propios y proyectamos hacia los demás. Se proponen prácticas para la integración y la autenticidad.
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    La aldea: No hay nadie más esencial en este mapa que el encuentro con los otros, porque los vínculos profundos, sinceros y de intimidad con otro ser humano son clave para la vida. Se trabaja la paradoja del amor, al ser lo que más necesitamos y con lo que más tropezamos en la vida.
  7. 7

    El fuego sagrado: Ritos y ceremonias que hacen visible lo invisible, que honran los aspectos de nuestra vida emocional y espiritual, que a pesar de no tener presencia física o material son esenciales. 

  8. 8
    El faro: Comparte la importancia de las prácticas contemplativas para aquietar y enfocar la mente. Todas las demás prácticas dependen de que tengamos una cierta paz interior, de lo contrario es imposible conectar.
  9. 9
    El océano infinito: Es la metáfora del corazón y las emociones cercanas a éste, lo que nos distingue, en muchos sentidos, del resto de la creación. La compasión, el cuidado y la inclusión son expresiones de este océano infinito.

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